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Cómo aliviar las piernas cansadas

Consejos Para Unos Pies Sanos

Como aliviar las piernas cansadas

Uno de los síntomas que pueden presentarse al permanecer de pie durante largos períodos de tiempo o, al contrario, tras pasar demasiadas horas sentados ante un escritorio son las piernas pesadas al final del día. Es una sensación incómoda que, aunque no se asocie con consecuencia para nuestra salud, puede ser responsable de generarnos molestias. Es por este motivo que una gran cantidad de personas se preguntan a menudo cómo aliviar las piernas cansadas. En este artículo os vamos a contar cómo a conseguirlo.

 

¿Por qué podemos sentir cansancio o pesadez en las piernas?

La molesta sensación de tener las piernas pesadas o doloridas es principalmente consecuencia de problemas circulatorios. La falta de movimiento al estar muchas horas seguidas sentados o de pie y/o el aumento de nuestro peso corporal pueden provocar que la sangre se estanque en las extremidades inferiores. Cuando permanecemos quietos durante mucho tiempo seguido sin realizar ningún tipo de actividad muscular, se dificulta la circulación sanguínea, sobre todo en las zonas más periféricas, como son los pies. (1)

 

¿Qué sucede en nuestras venas?

La sangre va desde los pulmones hasta el corazón para que este órgano la distribuya por todo el cuerpo, volviendo al corazón y, desde este, otra vez a los pulmones, para expulsar dióxido de carbono y volver a oxigenarse. El trabajo de las venas es precisamente regresar la sangre al corazón. Para facilitar el retorno de la sangre, las venas poseen válvulas que contribuyen a que fluya hacia arriba, en contra de la gravedad, desde las extremidades hasta el corazón y, a la vez, evitan que la sangre vuelva hacia abajo. (2) Cuando estas válvulas no funcionan bien, puede verse dificultada la correcta circulación de la sangre. El resultado es que puede aparecer tanto sensación de hinchazón como de pesadez en las piernas.

 

¿Cómo puedo aliviar las piernas cansadas?

En vista de la causa que explica la sensación de piernas cansadas, la buena noticia es que existen varias formas de lograr que la sangre fluya correctamente y evitar este problema. A continuación, te damos algunos consejos que te van a ayudar a aliviar las piernas cansadas: (3)

 

Hacer ejercicio es bueno para tus piernas

Uno de los mejores remedios, que además gustará a aquellas personas más activas, aunque es un excelente consejo para todas, es hacer ejercicio físico. Sobre todo, para el caso que nos ocupa, se buscan ejercicios que favorezcan el movimiento de las piernas, que es lo que va a activar y a facilitar la circulación de la sangre. Por ejemplo, basta practicar una actividad tan sencilla y accesible como andar durante un rato todos los días. Además, si disponemos de más tiempo y nuestra condición física nos lo permite, resultan actividades muy recomendadas también la natación, correr o montar en bicicleta. Como ves, son ejercicios muy sencillos y aconsejables, no solo para mejorar el estado de nuestras piernas, sino para mantener nuestra salud general y prevenir el sedentarismo y todas sus consecuencias negativas.

Evita llevar ropa muy apretada

Ponerse ropa demasiado apretada al cuerpo es una de las costumbres de las que no solemos ser conscientes, pero que acaban por perjudicar nuestra circulación sanguínea. Para evitarlo se recomienda el uso de prendas un poco holgadas, pues con ellas la sangre puede fluir sin impedimentos por todo nuestro cuerpo. En concreto, se recomienda evitar prendas como los pantalones demasiado apretados, las fajas, los cinturones o las medias con un elástico muy estrecho.

Hidrátate. Tus piernas lo notarán

Aunque normalmente no lo tenemos muy en cuenta, el simple hecho de hidratarnos bien va a ayudar de manera considerable a la circulación de nuestra sangre. Las recomendaciones más extendidas señalan la necesidad de consumir entre 1,5 y 2 litros de agua cada día. Por otro lado, también podemos optar por una medida tan sencilla como aplicar cremas en las piernas. Las hay específicas para hidratar y ayudar a la circulación de la sangre y por eso también constituyen una buena solución para aliviar la molesta sensación de piernas cargadas.

Masajes y baños con agua fría

Otra acción muy recomendada, a la vez que sencilla, consiste en echar agua fría en las piernas y es mejor hacerlo de abajo hacia arriba. Este simple gesto va a servir para favorecer la circulación de la sangre. Además, si en tu caso notas también sensación de cansancio o cosquilleo, puedes recurrir a los masajes, siempre siguiendo un sentido ascendente para ayudar al retorno de la sangre.

Cambio de posiciones (evitar estar mucho rato en la misma pose)

En numerosas ocasiones permanecemos en la misma posición durante demasiado tiempo como, por ejemplo, en el trabajo, pues en muchas profesiones es habitual pasar toda la jornada la jornada de pie o, al contrario, sentados. En ambos casos, la circulación de la sangre se va a ver perjudicada y el resultado al final del día va a ser la conocida sensación de pesadez en las piernas. Para evitarlo es altamente recomendable acordarse de cambiar de posición en el trabajo cada cierto tiempo. Si fuese posible, incluso se aconseja variar la localización. El objetivo es ayudar a reactivar la circulación sanguínea de las piernas, lo que hará que la sangre vuelva a circular con normalidad y ayudará a evitar el cansancio y la pesadez de piernas al final de la jornada. Por ejemplo, ponte de pie y estira las piernas de vez en cuando si estás muchas horas sentado. En el caso de permanecer varias horas de pie, da con frecuencia pequeños paseos o, al menos, cambia el peso del cuerpo de pierna y haz estiramientos suaves regularmente.

Eleva tus piernas

Una solución muy común y sencilla cuando experimentes la sensación de piernas cansadas es la de levantarlas ligeramente. Es decir, estírate en una cama, en un sofá o en el suelo y, ayudándote de un cojín o un objeto similar, pon encima de este las piernas de forma que queden un poco por encima de tu cabeza o, al menos, de la altura de tu pecho, para que estén algo por encima del corazón. Esta postura favorece la circulación de la sangre y proporciona una sensación de alivio en las zonas en las que la mala circulación se hace más evidente, como los pies, los tobillos y, en general, las piernas.

 

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